
1. Cuéntaselo a alguien. el primer paso es el más difícil: admitir que uno se corta o hablar sobre el tema. Elige a alguien en quien confíes para hablar por primera vez del tema (uno de tus padres, un consejero escolar, un profesor, un entrenador o una enfermera).
2. Identifica el problema que está originando los cortes: ¿Es la presión de ser perfecto? ¿Es una relación conflictiva? ¿Es una situación traumática o una pérdida dolorosa? ¿Son las críticas destructivas o los malos tratos? Un profesional también te podría ayudar a descubrirlo.
3. Pide ayuda: Cuéntale a alguien que deseas buscar ayuda para resolver tus problemas y el tema de los cortes. Si la persona con la que hablaste no te ayuda a encontrar la ayuda que necesitas, habla con alguien más.
4. Ocúpate del problema: La mayoría de las personas que padecen angustias o dolores emocionales profundos necesitan trabajar con un consejero o un profesional de la salud mental para analizar los sentimientos intensos, sanar viejas heridas y aprender mejores maneras de afrontar las tensiones de la vida.
Cómo resistir el impulso de cortarse
Debes comprometerte a que esta vez no seguirás tu impulso, sino que harás otra cosa. Los expertos recomiendan las siguientes alternativas para superar el impulso de cortarse:
frota un cubo de hielo sobre tu piel en lugar de cortarte
toma un vaso de agua
llama a un amigo o una amiga
toma una ducha
vete a caminar o a correr
haz ejercicio
mira televisión
juega con tu mascota
dibuja, garabatea o pinta sobre un papel
corta o rompe en pedazos un papel
escucha alguna música que te cambie el ánimo
dibuja sobre tu piel con una lapicera roja, en el lugar donde podrías cortarte